Texto que acompaña el fotolibro Error de madre (2022), de María Antonia Rodríguez y Goma Editora.
Existen estimaciones osadas de cuántas fotos se producen cada día; números siempre insuficientes de cuántas circulan en redes sociales impulsadas por oscuros algoritmos. Un porcentaje también incierto pero significativo de esa proyección pertenece al fascinante campo de lo doméstico o, propiamente, de lo familiar: un imaginario que ha permanecido atrapado en la reducción ridícula de los medios a través de representaciones impecables y nítidas de familias imposibles.
Desde sus retratos tempranos como joven fotógrafa en Nueva York o la serie María Rodríguez es María Rodríguez (2004-2007), la exploración personal ha sido una constante en la trayectoria de Maito. Este fotolibro ofrece un detrás de cámaras de una cuestión que ha abordado más recientemente: la maternidad. Si en El hechizo (2018) vemos a la autora como una madre-golosina, acá conocemos a los pequeños comensales. Cubriendo unos 15 años en la vida de su familia, acumula rituales comunes: idas al parque, vacaciones, fiestas. Es apenas una muestra de un archivo creado a fuerza de capturas espontáneas que, incluso con una madre fotógrafa, ha crecido orgánicamente, sin intenciones preconcebidas o propósitos autorales manifiestos más que registrar, almacenar y compartir —y, por debajo, como en todas las familias, proteger, intentar detener el tiempo.
Fotos movidas, desenfocadas, sobreexpuestas; sombras, contraluces, ojos rojos, encuadres accidentados: supuestos defectos insalvables que no se ajustan a normas arbitrarias, reforzadas por décadas de agotada repetición. Estas imágenes sobrevivieron a un primer impulso de borrado y superaron cierto azar hasta llegar a nosotros como una meditación sobre el error, acompañadas por mínimos poemas cacofónicos, ecos náufragos de voces infantiles y reproches. En la página impresa, la espontaneidad de estas instantáneas fotográficas se intensifica. Las fallas técnicas emergen así como metáforas de los errores no ya de la fotógrafa, sino de la madre.
El humor no puede faltar en el trabajo de Maito. Muchas de las imágenes incluidas en esta publicación son memes en potencia. La risa funciona como un puente que conecta experiencias compartidas y activa la memoria de los lectores. En matemáticas y en física, es imposible conocer el valor exacto de una magnitud, por lo que todo resultado está acompañado por la certeza de la equivocación. Trabajos como este nos recuerdan la inevitabilidad del error en la experiencia humana. Formar una familia es un acto de fe.

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